Las nubes de la mediocridad

Neuro J. Villalobos Rincón / Exrector de LUZ / [email protected]
Con su lenguaje pleitisto, provocador e infame, no hacían falta mayores pruebas sobre la naturaleza del régimen ante la insolente intervención del Sr. Arreaza, incompatible con la formación diplomática de los asistentes. El “Canciller” desnudó el régimen

El lenguaje no es más que el instrumento de la ciencia y las palabras no son sino los signos de las ideas”. Samuel Johnson.

El canciller chileno Dr. Roberto Ampuero, se ha ganado la admiración, cariño y respeto del pueblo venezolano. Su intervención en la OEA, donde se trató la tragedia que sufrimos con el régimen diabólico instaurado hace ya casi 20 años en el país, interpretó con todos los signos gramaticales y con toda su vehemencia, el sentimiento nacional.

El “Canciller” venezolano, por obra y gracia de los infatuados con el poder, desnudó al régimen y expuso todas sus pústulas asqueantes ya conocidas mundialmente, mientras el Canciller chileno se afincó en aquella vergonzosa exposición. No hacían falta mayores pruebas sobre la naturaleza del régimen ante la insolente intervención del Sr. Arreaza, incompatible con la formación diplomática de los asistentes. Con su lenguaje pleitisto, provocador e infame, aprendido en el antro de vicios y corruptela, en la guarida en que han convertido el Palacio de Miraflores desde la entrada del atorrante Presidente hasta el actual usurpador, dejó plasmado el sello de su “revolución”.

El Dr. Ampuero, honorable Canciller, digno representante de su pueblo y de su gobierno legítimo, con su lenguaje catedrático, muy por encima de la mediocridad instalada con solemnidad, arrasó con la indecencia, impudicia y la soberbia de un pretendido liderazgo y con la arrogancia e inmoralidad como práctica política. Hizo que resonara en el recinto diplomático la frase muy apropiada del sacerdote José A. Pagola, “necesitamos una palabra más liberada de la seducción del poder y más llena de la fuerza del espíritu”.

Los venezolanos no debemos aceptar representantes que son una vergüenza nacional y mundial. Es urgente cambiar este gobierno de forajidos que copiando modelos fracasados en el mundo han destruido sistemáticamente nuestras instituciones fundamentales y desprestigian nuestro gentilicio.

Es necesario rescatar nuestra presencia ética, que nos haga reconciliar con la vida, la libertad y la justicia, que nos permita ser reconocidos por los demás como personas íntegras que generan confianza. Que el mundo entienda que el venezolano siempre ha puesto el estandarte de la patria muy en alto, con decencia. Que por méritos propios, con nuestro talento, somos capaces de disipar las nubes de la mediocridad que circunstancialmente se han aposentado en nuestro cielo.

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